Se acerca la noche de San Juan, la noche más corta del año, la noche de las hogueras, la noche de...la Queimada.
Si, la Queimada...lo pongo con mayúsculas por un simple motivo, por algo que nos pasó el año pasado y que (lástima) no pude grabar en vídeo.
Pongámonos en situación...noche de San Juan de 2008, hora bruja (doce de la noche, once en canarias)(se ve que allí las brujas se acuestan antes...), Lucía recita "o conxuro da queimada".
Hasta aquí todo normal, ¿verdad?, pues no.
Para empezar, la susodicha me iba con una minifalda que era pa verla (una bruja moderna, vamos) y teníamos a varios compañeros esperando probar la tan famosa (y sabrosa según habíamos oído) "queimada".
En un fallo de organización (que lo hicimos todo a última hora, deprisa y corriendo...para no variar), nos dimos cuenta que no teníamos ni el conjuro ni el elemento esencial del mismo...el cazo pa remover.
Pero como se suele decir, a grandes problemas...pilla lo que encuentres.
El resultado fué que bajamos el conjuro de internet, cojimos la botella de orujo, manzana troceada, un puñao de azucar y unos granos de café...lo metimos todo en una olla express (lo primero que pillamos limpio en la cocina) y, a falta de cucharón para remover el tema una vez prendido (que el que tenemos es de plástico y no era plan)...una espumera.
Si, habeis leido bien...una espumadera...esa cosa para coger los huevos fritos.
Bien, si a este completo despropósito le sumas el que en vez de esperar a que el alcohol se consumiese y se apagase solo, Lucía apagó antes de tiempo...el resultado es que a casi un año de aquello aún he visto por la cocina un botecito de "queimada" gran reserva.
Solo espero que este año no sea igual, ya os contaré.
