¿Quién era el listo que dijo que las tormentas de arena solo se veían en los desiertos?
Se nota que no ha pasado últimamente por donde estoy viviendo yo ahora…
Hace poco se levantó un vendaval de los que molan (levanta-faldas que los llamo yo…), bueno, a lo que iba, salí a hacer la compra con mi chica y lo que empezó siendo un agradable airecillo de los que te alegran la vista cuando te pasa cerca una chica con falda de vuelo y tanguilla (ouch!, vale cariño..solo era un comentario inocente…)
(Nota de la novia de Fabio: Si, tu tienes de inocente lo mismo que Bin Laden con una bomba atómica), pasó de pronto a ser un huracán de fuerza 5 de esos que habrían dejado el del “niño” en pelota picá…de echo, juraría que hasta ví pasar volando a unos metros del suelo a una vieja que gritaba algo así como “¡¡¡mis babuchaaaas!!!”.
Pero lo peor no era la fuerza del jodío viento, sino que además levanto una polvareda de narices y no veas como picaba el polvillo de marras.
Total, que al final, más que ir a hacer la compra al Super parecíamos Indiana Jones y señora en busca del arca de la alianza en medio de una tormenta de arena en medio del desierto…Manda güevos…
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