viernes, diciembre 08, 2006

ANECDOTAS TONTAS (vol.2): "ELECTRICISTA"

Pues eso, que tendré una vena masoquista que no conocía por mis fueros internos y voy a volver a tirarme piedras sobre mi propio tejado otro ratito (si con eso conseguimos alguna risa ajena...ya habrá valido la pena)(si no...no seais mamones y me señaleis por la calle, jo).
Erase que se era un chaval de pueblo que no había tenido suerte en los estudios y que buscaba con ahinco su primera oportunidad laboral a la tienna edad de (mmm, ¿cuantos eran?) 18?
Un dia, cuando ya estaba a punto de rendirse, un amable empresario del ramo de la electricidad decidió darle la oportunidad que hace tiempo venía persiguiendo (dicho claro...un explotador que vió carne fresca a la que tener currando de sol a sol por 2 duros y medio)(siendo muy benévolos con el).
El chico no sabía nada de ese medio, pero aceptó...¿que podía pasar si su admirado protector se encontraría a su lado enseñándole todo lo que fuese menester? (Ja!)
Dia 1-
"chicooo, coge los alicates y corta el cable de la lampara que hay en la despensaaaa"
(chico, o sea yo) "voyyy"
y efectivamente, fui con mis alicates y la escalera totalmente predispuesto, cogí el cable, hice pinza con los alicates y ¡¡¡Mierd...!!! estoooo, perdón, olvidaba que hay niños...¡¡¡Cáspita!!! el cable pegó un chispazo y saltaron los plomos.

Moraleja- si tienes que cortar un cable eléctrico, asegurate de haber desconectado la corriente, leches!!!
Postdata- Para los muy cafres (como yo). Existen métodos menos dolorosos para desconectar los fusibles que el mundialmente conocido de meter el tenedor en un enchufe...
Proximamente más...creo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pa ayudarte te mando una anesdota de las mías.
Pos esto era una vez que fuimos a madrid, yo mas chica que un mono, y como no, nos fuimos a comer al masdonal, que tenía unos columpios y podía dejar a mis padres comer tranquilos.
Pues estaban a punto de abrir el sitio de los columpios y a mi se me abia antojao el tobogan. Zas, abren el sitio y yo que me lanzo la primerita por el tobogán, ziiuuuuum.
Mientras caia, se tiró el segundo, y antes de q llegara al suelo, ya estaba yo en lo alto del tobogan, tirandome la tercera. Y así se privó la cosa: de cada dos o tres niños, yo me tiraba...
Así, mis padres comieron tranquilos, pero a los niños los pobre los deje sin tobogan.